Desde principios del siglo diecinueve, bajo la influencia de Jean Nicolás Luis Durand, la composición empezó a relacionarse fuertemente a la concepción arquitectónica. En sí, esta hace referencia a la idea de pensar un proyecto acorde a los principios de regularidad y jerarquía para lograr un equilibrio. Sin embargo, la composición no parece hablar sobre el origen de la concepción del diseño, sino más bien de un proceso que se mueve entre el uso de dispositivos arquitectónicos, la adopción de procesos agregativos y de operaciones "objetivas" como mecanismos para pensar un proyecto.
K. Michael Hays, profesor de la Escuela de Arquitectura y Diseño de Harvard, habla sobre diferentes maneras de pensar la arquitectura y, aunque hace referencia constantemente a la composición, se centra en la imaginación como modo de pensar esta disciplina.
Hay un espacio en la mente donde el trabajo de imaginar toma lugar. La imaginación teje un puente entre la percepción y el entendimiento, así que es necesaria si queremos entender la arquitectura como un mecanismo de conocimiento
La imaginación no es lo mismo que recordar, pues la imaginación crea las imágenes que necesita. Es decir, que la imagen no está realmente ahí sino hasta que es creada por este proceso. La imaginación es la capacidad mental de crear imágenes y por eso es una pieza fundamental para el pensamiento arquitectónico. Sin embargo, el problema parece no haber sido resuelto. Pues, son muchos los procesos por los que pasa la concepción de un proyecto y, aunque su origen no sea claro, la arquitectura una vez pretende materializarse se agarra de diferentes medios para lograr su cometido.
Angélica Teuta es una artista colombiana cuya obra parece estar muy ligada a la arquitectura. Construye estructuras interactivas, instalaciones en madera que recrean ambientes metafóricos que invitan a experimentar e interactuar. Su trabajo recuerda la niñez, trae consigo memorias e ideas nostálgicas al valerse de diferentes técnicas para recrear con dibujos, sonidos y espacios dichos ambientes escondidos en nuestra mente. Sus piezas son lugares surrealistas entre la arquitectura y el diseño de interiores que acuden a la memoria, pero que, finalmente, son generados a partir de la unión de mundos utópicos a través de la imaginación.
Gazebo y Bit of Nostalgia (2014, ambas) son estructuras temporales paras espacios interiores, cuya formulación es independiente de los materiales, de la función o del cliente. Se crean a partir del reconocimiento de un espacio y las carencias que este presenta para una comunidad.
Teuta diseña refugios que pretenden generar una experiencia sensorial emotiva y que, para su concepción, pasa por los mismos procesos de una pieza arquitectónica. La obra se vale de recintos construidos a partir de sistemas de construcción muy básicos, pero el trabajo también está acompañado de una reflexión y una proyección en dibujos que juegan entre bocetos y planimetrías. Teuta plantea que el resultado es un espacio pensado en términos de necesidades específicas reales, para una comunidad específica que también incluye una situación política.
K. Michael Hays recuerda que la arquitectura no es siempre la necesidad de un techo o un edificio funcional, sino que también es aquello que excede la necesidad de lo que es arquitectura. Dice que es una respuesta técnica a una pregunta, pero que no es técnica del todo, es también histórica y social. Entonces, si la arquitectura es concebida como un método de conocimiento o de entendimiento del mundo, ¿por qué la obra de Angélica Teuta, si pasa por los mismos procesos de concepción arquitectónica, es tomada como arte y no como arquitectura? ¿El estar dentro de una galería es realmente lo que hace que el arte se base en la arquitectura pero que no sea tomado como tal?
La pregunta quizás no sea entonces si una pieza es o no arquitectura. Tal vez la pregunta vuelva al principio, y se trate de entender que si bien hay una concepción arquitectónica, esta puede ser aplicada en diferentes ámbitos o disciplinas.